Cuando todo parece una nube gris con tendencia a ponerse negra, cuando estamos pasando por momentos en nuestra vida de total y absoluto dolor, en esos instantes en los que sentimos que simplemente la vida no tiene sentido, que no vemos el propósito de nuestra existencia, para esos momentos solo puedo pedirte TEN FE, y la fe no se trata de la región, o de creer en un movimiento, la fe es tener confianza y seguridad de que sea cual sea la situación por la que estemos pasando no dudara para siempre, que las circunstancias cambiaran para bien, pero esto sí y solo si deseamos que este cambio sea en positivo, es decir mantente firme, mantén la esperanza, las situaciones que vivimos aunque dolorosas nos traen una enseñanza, en ellas yace un aprendizaje que si logramos identificar e incorporar, lograremos avanzar en la vida como cuando ascendemos escalones.
Recuerdo a la edad de 12 años en un momento de gran tristeza, desconsuelo y sin un sentido por mi vida, salir corriendo de casa o bueno más bien patinando, para esa entonces el patinaje era uno de mis mayores hobbies, salí tan apurada, tan desconcentrada y queriendo encontrar algo, una respuesta, sin saber en realidad lo que buscaba, solo sentí esa necesidad impetuosa por huir, por buscar y como si fuera un mensaje de la vida al pasar un semáforo, montada sobre mis patines, el conductor de una camioneta de la nada no se percató que yo cruzaba la calle y que él debía esperar estando el semáforo en rojo, afortunadamente logro parar antes de que me causara más daño, no obstante como si fuera su propósito consiguió detenerme, logro que yo tomara consciencia de ese momento presente, ese hecho, consiguió hacer ese llamado a mi ser, a mi alma, para recordarme que la fe me mantendría en pie, y literalmente lo hizo, sentí mucho miedo con el impacto, pero no por mí, sino por mi familia, había salido huyendo de mi realidad, sentía tanta necesidad de respuestas, sentía tanto deseo de entender con mi mente la situaciones que vivía, que mi impulso me llevo a aventurarme a recorrer las calles de una gran ciudad, un día domingo, momentos en los que me sentía completamente sola y absurdamente descontrolada, no obstante gracias al accidente a mi pensamiento solo llegaba la frase TEN FE, TEN FE, TEN FE, se desvaneció por completo la tristeza y el desconsuelo, ya no necesite respuesta alguna para entender lo que era mi vida en aquel entonces, comprendí que solo debía continuar mi camino, que debía seguir viviendo, que debía mantenerme firme y con la esperanza de que en algún momento todo tendría un sentido, con la confianza y la seguridad de encontrar las respuestas un día, de encontrar el propósito a mi existencia.
Por esto y más te digo ten fe, ten calma, se paciente contigo mismo, abraza tu dolor, consuélate, amate como el ser más preciado sobre esta existencia, no desesperes, no pierdas el control, cuando nos enfocamos demasiado en el problema inevitablemente este se mantendrá y multiplicara. Recuerda el SOL siempre sale de nuevo.
Con amor,
Mónica
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