top of page

LA RENDICIÓN


Es el acto de amor profundo por nosotros mismos, en el que pedimos ayuda divina en momentos de desasosiego, desesperación, insatisfacción y vacío infinito en nuestro ser, es ese momento en el que sabemos que no tenemos el control de nada, que el control solo ha sido una ilusión creada por nuestro ego.

Por muchos años la vida en su infinita sabiduría me dio las señales para que viera que había tomado el camino equivocado, pero claro no es que esto esté mal, fueron tantas las creencias limitantes, los vacíos afectivos y la ignorancia de lo profundo de mi ser, la desconexión consciente con mi alma y con mi espíritu, que necesite transitar un camino empedrado que me retornara a la sabiduría y encarrilara al plan que me había trazado para esta existencia.

Hoy por hoy entiendo que cada una de las experiencias vividas tuvo como propósito sanarme, fortalecerme y recordarme quien soy y para que estoy en este mundo. Así es como un buen día cansada, agotada de luchar, de esforzarme, de fingir que todo estaba bien, de ignorar mis emociones, sentimientos y dones, experimento y me permito vivir un sentimiento de profunda insatisfacción que me avisaba que mi deseo más profundo era trascender, y la verdad es que no tenía idea por lo menos de forma consciente porque experimentaba este sentimiento, solo sabía que estaba allí, que cada día me encontraba más y más desconsolada de la vida que tenía y que con mucho esfuerzo había creado.

Aquellos días fueron realmente difíciles, pues para el mundo de las formas o lo también llamado para el sistema lo tenía todo, lo que hacía más difícil comprender la crisis existencial por la que pasaba, me sentí culpable y desagradecida con la vida, finalmente todos las metas y objetivos que me plantee a lo largo de mi vida los había alcanzado, razón por la que no entendía mi crisis. No lograba darle una explicación lógica, años antes me había convertido en una autodidacta en temas de psicología, con el único fin de entender mis sentimientos y reacciones, lo que me propicio en cierta medida concebir nuevas actitudes y comportamientos en pro de mejorar mis relaciones “pero como ahora lo veo eso solo fue desde mi razón” es decir que a pesar del conocimiento y el trabajo a nivel psicológico esto no había sido suficiente dado que ahora persistía una nueva crisis. Como ya lo dije antes, me permití sentir, vivir la emoción y el sentimiento que me avisaba el querer trascender y que con la vida que tenía no lo estaba logrando y no lo lograría. Después de darle muchas vueltas al asunto y de buscarle explicación racional entendí que la cosa no iba por ahí, “además porque estaba ignorando todas las señales” en ese momento lo único a lo que acudí fue a la rendición, a pedir ayuda divina, a pedirle ayuda a Dios, para lograr entender que pasaba conmigo, necesitaba una explicación sobre mis sentimientos de vacío e insatisfacción, necesitaba saber porque sentía deseo de trascender y cuál era el significado de esa palabra que me había llegado precisamente como un sueño en uno de esos tantos días.

Aquí es donde quiero aclarar que la ayuda divina no se pide como respuesta a una interrogante, sino como un deseo del corazón, de forma desinteresada y entregada a los sentimientos que acogen nuestro ser, en mí estaba la certeza de que solo Dios me guiaría, esto es algo que es realmente difícil de explicar, es algo que se siente, que se vive. En mis peticiones no había ego, no habían intereses, solo existía una profunda confianza, por primera vez estaba entregando el timón, estaba permitiendo que él me guiara, realmente no era consciente de lo que hacía, ni sabía porque lo hacía, solo sentía dentro de mí que esa era la salida, la única salida.

Las respuestas llegaron un buen día, no tuve que esperar mucho, estando despierta, estando consciente, vi pasar toda mi vida frente a mis ojos, pero lo mejor de todo fue experimentar el discernimiento y la lucidez que me permitió interpretar la sincronía en la concatenación de hechos vividos desde mi infancia. Tuve las respuestas y mucho más, supe cuál era mi propósito de vida, entendí que cada experiencia fue necesaria en este plano, para mi sanación y la de otros, mi crecimiento y el de otros. Entendí y comprendí a un nivel del ser el para que de mi existencia.

La rendición me dio la lección más maravillosa de todas, aquel día entendí que no estoy separada de la fuente, que soy una con el universo y con él creador. Que el poder estaba en mí, que lo había ignorado casi toda mi vida, que me había creído una película errada sobre lo que soy y lo que es la humanidad.

Confía con el corazón, permítele a esa inteligencia divina que te guié, que te provea de todo lo que necesitas para tu sanación, eres parte de la fuente, su poder esta en ti, en mí y en todos.

Namasté: Mi alma honra tu alma.

Abrazo y bendiciones mi Alma.

Comments


bottom of page