Vivimos en una sociedad controladora y planificadora y no es que este mal, solo que la vida no va de eso, podemos planificar algunas de nuestras actividades con miras a lograr objetivos y podemos pretender controlar situaciones o acciones al servicio de las metas, no obstante controlar el resultado, el proceso de nuestras vidas o de otras vidas causa ansiedad, angustia, malestar, estrés, frustración y muchas más emociones negativas cuando el resultado no es el esperado.
El control y la confianza están directamente relacionadas, el hecho de no poder confiar en la vida nos hace controlar y es en ese momento cuando todo se echa a perder, soy una convencida que todos tenemos un plan de alma, un propósito de vida, hagamos lo que hagamos siempre el universo se encargara de recordarnos que hemos de vivir en propósito. Confiar en nuestras capacidades, confiar en la vida, confiar en el plan que traemos nos libera de la carga de tener que controlar, nos libera de la frustración y la infelicidad.
Para confiar es importante conocernos, saber quienes somos, y no hablo solo de conocer nuestras capacidades, habilidades y destrezas intelectuales y/o físicas, sino también a un nivel espiritual, permitirnos sentir, vivir las emociones sensoriales y extrasensoriales. Confiar en esa energía mas grande que nosotros que nos guía, que nos da las señales necesarias para recorrer el camino, creer que todo ocurre para nuestra sanación y crecimiento, que somos luz, que somos divinidad y somos parte de esa fuente. Que no estamos separados y hacemos parte de un todo, y todo aquello que creamos y materializamos en este plano hace parte de los arquetipos de nuestro inconsciente y el inconsciente colectivo. En la medida en la que nos hacemos conscientes de todo esto soltamos el control y empezamos a confiar realmente.
Confía....confía.....confía!!!
Namasté: Mi alma honra tu alma.
Abrazo de corazón a corazón,
Mónica